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Meditaciones

CUATRO FORMAS DE MIRAR

Enviado por Ruty el 29/02/2016 17:07
"Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos." Salmo 77:12 
 
Mientras luchaba con algunas situaciones difíciles con sus hijos, Juana se sentó en la reunión de alabanza. Exhausta, tenía ganas de «renunciar» a su papel de madre. Las cuatro reflexiones que escuchó esa mañana la ayudaron a seguir adelante:
 
·      Mira hacia arriba y ora. Asaf expresó que sentía que Dios se había olvidado de él y lo rechazaba (Salmo 77:9-10). Podemos decirle todo al Señor con sinceridad y pedirle cualquier cosa. La respuesta quizá no llegue en el momento o de la manera que esperamos, pero Él no nos criticará por preguntar.
·      Mira atrás y recuerda lo que Dios hizo por ti y por otros. Asaf no habló con Dios solo sobre el dolor; también recordó el poder y las obras maravillosas del Señor por su pueblo. Escribió: «Me acordaré de las obras del Señor; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas» (v. 11).
·      Mira hacia delante. Piensa en lo bueno que puede salir de una situación. ¿Qué podrías aprender? ¿Qué puede querer lograr Dios? ¿Qué sabes que hará ya que sus caminos son perfectos? (v. 13).
·      Mira otra vez. Esta vez, mira tus circunstancias con los ojos de la fe. Recuérdate a ti mismo que Él es el Dios de grandes maravillas y que es digno de confianza (v. 14).
Que estas ideas te ayuden a recuperar la perspectiva y a avanzar en tu andar de fe con Jesús.
 
Padre, quiero mirarte en medio de mis problemas.

UN LÍDER SERVICIAL

Enviado por Ruty el 15/02/2016 09:47
"… el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor…" Mateo 20:26
 
1 Reyes 12:1-15 
 
En las sociedades africanas tradicionales, la sucesión al liderazgo es una decisión importante. Cuando un rey muere, se selecciona con gran cuidado al próximo soberano. Además de ser de la familia real, el sucesor tiene que ser fuerte, valiente y sensible. No solo debe ser alguien que líder, sino que también lo haga con una actitud servicial.
 
Aunque Salomón tomó malas decisiones, se preocupó por quién lo sucedería. «Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría?» (Eclesiastés 2:19). Su hijo Roboam lo sucedió, pero demostró falta de buen juicio y terminó cumpliendo el peor temor de su padre.
 
Cuando las personas pidieron condiciones de trabajo más humanas, fue una oportunidad para que Roboam mostrara su liderazgo como servidor. Los ancianos le aconsejaron: «Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, […] ellos te servirán para siempre» (1 Reyes 12:7). Pero el rey rechazó el consejo. No quiso buscar a Dios y su respuesta dura dividió el reino y aceleró el deterioro espiritual del pueblo de Dios (12:14-19).
 
En el hogar, el trabajo, la iglesia o el vecindario, necesitamos la sabiduría divina para servir con humildad en lugar de ser servidos.
 
Padre, dame un corazón de siervo. Ayúdame a vivir con humildad y compasión.

BUSCAR EL ENTENDIMIENTO

Enviado por Ruty el 15/02/2016 09:41
"[Busca la inteligencia y el entendimiento] como si fueran plata, como si fueran tesoros escondidos." Proverbios 2:4
 
Mi esposo y yo leemos de maneras diferentes. Como el inglés no es su idioma materno, suele leer lentamente, palabra por palabra. Yo muchas veces leo rápidamente, como al pasar. Pero él retiene más que yo. Con facilidad, puede citar algo que leyó hace una semana, mientras que yo olvido lo que leí segundos después de quitar la mirada de la pantalla o el libro.
 
Además, cuando leo la Biblia, me cuesta romper el hábito de leer superficialmente… y no me pasa solo con las genealogías. Me veo tentada a pasar por alto pasajes conocidos, historias que escucho desde que era niña o un salmo que es parte de una canción familiar.
 
Proverbios 2 nos alienta a esforzarnos por conocer mejor a Dios cultivando un corazón atento. Cuando leemos la Biblia con detenimiento y nos dedicamos a memorizarla, absorbemos más sus verdades (vv. 1-2). A veces, leer en voz alta nos ayuda a escuchar y entender mejor la sabiduría de Dios. Y cuando oramos con las palabras de la Escritura y le pedimos a Dios «inteligencia y prudencia» (v. 3), disfrutamos de una conversación con el Autor.
 
Llegamos a conocer a Dios y su sabiduría cuando indagamos con todo el corazón.
Y hallamos entendimiento cuando lo buscamos como si fuera un tesoro escondido.
 
Señor, ayúdame a ir más despacio y escuchar lo que quieres enseñarme en tu Palabra.

LA MENCIÓN DE SU NOMBRE

Enviado por Ruty el 15/02/2016 09:28
"… os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo." Juan 16:22
 
Cuando el solista empezó a cantar, la congregación lo escuchó en silencio y atentamente. Su encantadora voz de barítono expresaba las conmovedoras palabras de una antigua canción de Gordon Jensen, cuyo título transmite una verdad que se torna más preciosa a medida que maduramos: «Él está tan cerca como la mención de su nombre».
Todos hemos atravesado ocasiones en que nuestros seres amados se han ido. Un hijo se casa y se muda lejos. Nuestros padres se van por motivos laborales o de salud. Un hijo parte para estudiar en otra ciudad o país. Sí, es cierto, tenemos el email y Skype, pero nosotros estamos aquí y ellos están allá. Además, también está la separación de la muerte.
 
No obstante, como creyentes en Cristo, el Señor nos promete que nunca estaremos solos. Aunque nos sintamos así, Él no se ha ido a ninguna parte. Está aquí, ahora y siempre. Cuando dejó esta Tierra, les dijo a sus seguidores: «he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). Y también promete: «No te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13:5).
 
El ruego silencioso, la casi imperceptible mención de su nombre e, incluso, el solo pensar en Él, nos brindan consuelo y seguridad. «Él está tan cerca como la mención de su nombre».
 
Señor, gracias por estar cerca. Te necesito.

ENTRENAMIENTO PARA LA VIDA

Enviado por Ruty el 15/02/2016 09:22
"… golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que […] venga a ser eliminado." 1 Corintios 9:27 
 
Hace poco, conocí a una mujer que ha llevado su cuerpo y su mente al límite. Escaló montañas, enfrentó la muerte y hasta rompió un récord mundial de Guinness. Ahora, tiene un desafío diferente: criar a un hijo con necesidades especiales, y derrama en la maternidad el valor y la fe que demostró al escalar montañas.
 
En 1 Corintios, el apóstol Pablo habla de alguien que compite en una carrera. Después de exhortar a una iglesia obsesionada con sus derechos a considerar a los demás (cap. 8), explica cómo los desafíos del amor y el sacrificio personal se parecen a una maratón de resistencia (cap. 9). Como seguidores de Jesús, debemos renunciar a nuestros derechos en obediencia a Él.
 
Así como los atletas entrenan su cuerpo para obtener una medalla, nosotros también capacitamos nuestro cuerpo y mente para florecer. Cuando le pedimos al Espíritu Santo que nos transforme, momento a momento, dejamos atrás nuestra antigua forma de ser. Con el poder de Dios, evitamos las palabras crueles. Dejamos de lado los aparatos electrónicos y les prestamos atención a nuestros amigos. No sentimos la necesidad de tener la última palabra.
 
Mientras nos entrenamos para correr en el Espíritu de Cristo, ¿en qué querrá formarnos hoy Dios?
 
El entrenamiento lleva a la transformación.

PALABRAS IMPRUDENTES

Enviado por Ruty el 15/02/2016 09:12
"… la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas…" Santiago 3:5 
 
Últimamente, mi hija ha tenido muchos problemas de salud, y su esposo la ha cuidado y respaldado de maravilla. «¡Tienes un verdadero tesoro en él!», le dije.
 
«No pensabas lo mismo cuando lo conocí», dijo ella con una mueca.
 
Tenía razón. Cuando se comprometieron, yo estaba preocupada. Tenían personalidades tan diferentes. Nuestra familia era grande y ruidosa, y él era más reservado. Además, le había expresado mis dudas a mi hija de manera bastante cortante.
 
Me horroricé al darme cuenta de que ella todavía recordaba mis comentarios de hacía quince años, que podrían haber destruido una relación que demostró ser tan armoniosa y feliz. Pensé en cuánto debemos cuidar lo que decimos. Muchos somos rápidos para señalar lo que consideramos debilidades en la familia, los amigos o los colegas, o para centrarnos en sus errores. Santiago dice que «la lengua es un miembro pequeño» (3:5), pero que las palabras que emite pueden destruir relaciones, o generar paz y armonía en el trabajo, la iglesia o la familia.
 
Quizá debamos apropiarnos de la oración de David al comenzar cada día: «Pon guarda a mi boca, oh Señor; guarda la puerta de mis labios» (Salmo 141:3).
 
Padre, por favor, frena mis palabras inconvenientes, y cuida mi lengua hoy y siempre.

¡BIENVENIDO A CASA!

Enviado por Ruty el 22/01/2016 10:59
"... cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia." Lucas 15:20
 
Cuando estábamos atravesando un desafío muy particular con nuestro hijo, un amigo me llamó después de una reunión en la iglesia y me dijo: «Quiero que sepas que oro por ti y por tu hijo todos los días». Y agregó: «¡Me siento tan culpable!».
 
«¿Por qué?», le pregunté.
 
«Porque nunca tuve que lidiar con hijos descarriados —respondió, encogiéndose de hombros—. Mis hijos se ajustaron bastante a las reglas. Pero no fue por lo que yo haya hecho o dejado de hacer. Ellos toman sus propias decisiones».
 
Quise abrazarlo. Su compasión fue un regalo de Dios que me recordó que el Padre entendía mi lucha.
 
Nadie comprende mejor la lucha con hijos descarriados que nuestro Padre celestial. La historia de ese joven, en Lucas 15, es la nuestra y la de Dios. Jesús la relató para beneficio de todos los pecadores que necesitan desesperadamente volver a la casa de su Creador y descubrir la calidez de la comunión amorosa con Él.
 
Jesús es Dios encarnado, quien nos ve desde lejos y nos mira con compasión. Es Dios corriendo hacia nosotros para abrazarnos. Es el beso del cielo que da la bienvenida a casa al pecador arrepentido (v. 20).
 
Dios no solo deja la luz encendida en la entrada, sino que está afuera observando, esperando y llamándonos para que volvamos a casa.
 
Señor, que nuestros hijos descarriados vuelvan a ti.

LA MEJOR FELICIDAD

Enviado por Ruty el 13/01/2016 17:51
"… Si vosotros permaneciereis en mi palabra, […] conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8:31-32
 
Cuando yo era joven, «todos lo hacen» parecía un argumento válido, pero no lo era. Mis padres nunca cedieron ante tales ruegos, por más desesperada que yo estuviera por conseguir permiso para hacer algo que ellos consideraban peligroso o insensato.
 
A medida que crecemos, nuestro repertorio de argumentos para conseguir lo que queremos se llena de excusas: «no perjudicará a nadie»; «no es ilegal»; «él empezó primero»; «ella no se va a enterar». En el fondo, creemos que lo que queremos es lo más importante.
 
Con el tiempo, esta perspectiva equivocada afecta nuestras convicciones sobre Dios. Por ejemplo, creer que somos el centro del universo. Pensamos que solo seremos felices si reordenamos el mundo según nuestros deseos. Esta mentira es convincente porque promete una manera más fácil y rápida de conseguir lo que queremos, argumentando: «Dios es amor; por eso, quiere que haga lo que me hace feliz». Sin embargo, lo único que produce es tristeza.
 
Jesús dijo a quienes creían en Él que la verdad los haría realmente libres (Juan 8:31-32). Pero advirtió: «todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado» (v. 34).
 
La mayor felicidad se encuentra en la libertad que experimentamos al aceptar la verdad de que solo Jesús da satisfacción plena.
 
Señor, ayúdame a obedecerte sin excusas.

ERES VALIOSO

Enviado por Ruty el 13/01/2016 17:46
"… habéis sido comprados por precio…" 1 Corintios 6:20
 
Romanos 5:6-11 
 
Tras la muerte de mi suegra, mi esposa y yo encontramos en un cajón de su departamento una caja con monedas de un centavo de dólar grabadas con cabezas de indios. En realidad, ella no coleccionaba monedas, sino que vivió en la época en que esas monedas estaban en circulación, y había guardado algunas.
 
Varias se encuentran en muy buen estado, pero otras están tan gastadas que apenas se ven las caras. Al dorso, todas dicen «Un centavo». Aunque hoy un centavo no vale casi nada y muchos lo consideran inservible, en aquella época, podrías haber comprado un periódico. Incluso, los coleccionistas las valoran mucho, aunque estén desgastadas.
 
Quizá te sientas viejo, gastado o fuera de circulación, pero para Dios eres valioso. El Creador del universo te ama, no por tu saber, tu cuerpo, tu vestimenta, tus logros o tu personalidad, ¡sino porque eres una persona! El Señor recorrería cualquier distancia y pagaría lo que fuera necesario para que seas suyo (1 Corintios 6:20).
 
En realidad, eso fue lo que hizo: descendió del cielo a la Tierra y te compró con su propia sangre (Romanos 5:6, 8-9). Tal es la medida de su amor por vos. Eres sumamente valioso a sus ojos y te ama sin medida.
 
Señor, cuando pienso en tu amor por mí, me asombra que puedas amar a alguien como yo.
Por eso, te alabo.

¡AGARRATE FUERTE!

Enviado por Ruty el 13/01/2016 17:39
"Ya pronto vengo. Lo que tienes, no lo sueltes…" Apocalipsis 3:11 (RVC)
 
Un amigo mío, campesino tiene muchos dichos interesantes. Uno de los que más me gusta es: «No se necesita mucha agua para hacer buen café». También, cuando alguien abarca más de lo que puede o tiene algún problema, exclama: «¡Agárrate fuerte!», con lo cual quiere decir: «¡Aguanta! ¡Ya llega la ayuda!».
 
En Apocalipsis, encontramos cartas «a las siete iglesias que están en Asia» (caps. 2–3). Esos mensajes de Dios están repletos de ánimo, reprensiones y desafíos, y nos hablan hoy a nosotros tal como lo hicieron a sus receptores en el primer siglo.
 
En ellas, aparecen estas frases: «lo que tenéis, retenedlo» y «retén lo que tienes». A la iglesia de Tiatira, el Señor le dijo que retuviera lo que tenía hasta que Él viniera (2:25), y a la de Filadelfia, que hiciera lo mismo porque Él vendría pronto y la recompensaría (3:11). En medio de grandes pruebas y oposición, aquellos creyentes se aferraron a las promesas de Dios y perseveraron en la fe.
 
Cuando atravesamos circunstancias difíciles y las tristezas superan las alegrías, Jesús exclama: «¡Aguanta! ¡Aférrate a mis promesas! ¡Ya llega la ayuda!». Y ante tal promesa, puedes agarrarte fuerte por medio de la fe y regocijarte.
 
Señor, nos aferramos a tu promesa, esperamos tu regreso y decimos con confianza: «Sí, ven, Señor Jesús».
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