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Meditaciones

GOZO en las PRUEBAS

Enviado por edupa el 26/09/2012 11:16

La mayoría de la gente conoce la historia de Helen Keller. Ella no nació ciega y sorda pero a la edad de 19 meses contrajo lo que los médicos llaman  “una congestión aguda del estómago y el cerebro”, que fue, probablemente la fiebre escarlata.   Dado los límites médicos en esta época, esta enfermedad, que ahora es simple de tratar, tuvo un gran impacto en Helen y la dejó sin vista y sin oír. Sin embargo, Helen superó estas discapacidades e incluso se convirtió en una fuente de esperanza y aliento para muchas otras personas que hacían frente a desventajas y dificultades.

 

La vida de Helen no fue fácil debido a las discapacidades, sin embargo, en sus años de adulta hizo la sorprendente declaración: “Doy gracias a Dios por mis impedimentos, por que a través de ellos, me he encontrado a mí misma, mi trabajo, y mi Dios”.

 

Helen Keller enfrentó más desafíos que la mayoría de lo que nosotros enfrentamos, sin embargo, ella pudo regocijarse en sus pruebas porque tenía la alegría del Señor.

·        ¿Con qué frecuencia permitimos que pequeñas cosas roben nuestra alegría y nos pongamos de mal humor? Helen tenía todo el derecho a quejarse, pero ella perseveró y encontró incluso alegría en sus crisis.

·        ¿Qué prueba o desafío estás enfrentando hoy?

·        ¿Has permitido que los desafíos creen amargura, quejas, y falta de esperanza en tu vida?

Como hijo de Dios, tienes una alegría que nadie te puede robar. Tienes la esperanza de la vida eterna.

Aguardamos tus comentarios.

Bendiciones

CAPTURAR el MOMENTO

Enviado por edupa el 26/09/2012 11:14

Lectura: Efesios 5:8-21 

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo… —Efesios 5:15-16

Ella  es una gran compradora. Cuando compra alimentos, lee todas las etiquetas y se fija en el precio por unidad para determinar cuál conviene adquirir. Pero su mejor costumbre es mirar la fecha de «vencimiento». Ella no toma el primer envase de leche que ve, sino que se lleva el que tiene la fecha más tardía, de modo que pueda traer a casa la más fresca del supermercado.

En cierto modo, nuestra vida está marcada con una fecha de «vencimiento», excepto que nadie sabe exactamente cuándo se nos parará el corazón ni cuando respiraremos por última vez en este planeta. Ante esta realidad, ¿no deberíamos esforzarnos un poquito más por capturar los momentos que se nos han brindado? Capturar el momento significa que haremos cosas como amar más profundamente, perdonar con más rapidez, escuchar más atentamente y hablar de manera más positiva.

Pablo nos da este buen consejo: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:15-16). También nos instruye, diciendo: «… andad como hijos de luz […], comprobando lo que es agradable al Señor» (vv. 8-10).

Como ninguno de nosotros sabe cuál es su fecha de «vencimiento», ¡debemos aprovechar las oportunidades de iluminar hoy nuestro mundo con el amor de Cristo!

Vive cada día como si fuera el último de tu vida.

 

SIEMPRE

Enviado por edupa el 21/08/2012 18:34

1 Tesalonicenses 4:13-18 

… estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. —1 Tesalonicenses 4:17-18

Me encantan las palabras siempre y nunca. ¡Contienen tanta esperanza! Me gustaría pensar que podría ser feliz siempre y que la vida nunca va a decepcionarme. Pero la realidad dice que no siempre seré feliz y que las cosas que espero que nunca sucedan tal vez ocurran. Entonces, por más buenas que suenen estas palabras, luchan por lograr su máximo potencial… a menos que uno piense en la promesa de la presencia de Jesús.

A un grupo de discípulos preocupados que temían enfrentarse solos a la vida, Jesús les dijo: «yo estoy con vosotros todos los días» (Mateo 28:20). El escritor de Hebreos nos recuerda que el Señor también declaró: «No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré» (Hebreos 13:5-6). Y el apóstol Pablo les asegura a los creyentes que, después de la muerte: «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4:17). ¡Qué alentador!

Independientemente de lo tenebroso que pueda parecer hoy nuestro camino o de lo desesperanzado que veamos nuestro futuro, la certeza de la presencia permanente de Dios puede brindarnos el coraje y el consuelo para seguir adelante. Y lo mejor de todo es que, cuando esta corta vida se termine, estaremos siempre con Él. Con razón, Pablo nos exhorta: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (v. 18).

La confianza de la presencia de Dios nos consuela.

NPD

Buscar y Salvar

Enviado por edupa el 16/08/2012 13:11

Lucas 19:1-10 

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. —Lucas 19:10

Jesús mostró interés por Zaqueo, un despreciado cobrador de impuestos en Jericó, y lo incluyó entre los receptores de su plan de salvación (Lucas 19:1-10). Marginado y aborrecido por causa de su profesión, Zaqueo estaba desesperado por conocer a Jesús y trepó a un árbol para alcanzar a verlo. Cuando el Señor pasó por allí, percibió el deseo de este hombre y le dijo que bajara porque tenía una cita divina en su casa. Algunos se quejaron de que Jesús pasara tiempo con un pecador, pero su amorosa atención a Zaqueo transformó la vida de este hombre, el cual se arrepintió y ofreció resarcir a los que había defraudado. La salvación había llegado a su casa.

La misión de Jesús era sencilla:

·        Con diligencia, buscaba a las personas perdidas, cualquiera que fuera su condición social, y les ofrecía el plan de salvación de Dios.

Como seguidores de Cristo, esta es también nuestra misión.

La misión de Cristo es nuestra misión.

NPD

Dudas y fe

Enviado por edupa el 13/08/2012 14:17

Juan 20:24-31
¡Señor mío, y Dios mío! —Juan 20:28

¿Puede un creyente en Cristo, que ocasionalmente duda sobre asuntos de la fe, ser eficaz en el servicio al Señor? Algunos piensan que los cristianos maduros y fieles nunca cuestionan sus creencias; sin embargo, así como tenemos experiencias que fortalecen nuestra fe, también vivimos situaciones que nos hacen dudar temporalmente.

En un principio, el discípulo Tomás dudó de los informes sobre la resurrección de Jesús. Dijo: «Si no viere en sus manos la señal de los clavos, […] no creeré» (Juan 20:25). Cristo no lo reprendió, sino que le dio las pruebas que pedía. Pasmado al ver al Salvador resucitado, Tomás exclamó: «¡Señor mío, y Dios mío!» (20:28). Después de ese incidente, el Nuevo Testamento no dice nada más sobre este discípulo.

No obstante, varias tradiciones de la iglesia primitiva afirman que Tomás fue como misionero a la India. Se dice que, mientras estuvo allí, predicó el evangelio, hizo milagros y fundó iglesias. Algunas de esas iglesias todavía siguen siendo congregaciones dinámicas que atribuyen su fundación a Tomás.

Un período de dudas no tiene que convertirse en un patrón de vida. Deja que Dios te guíe para que comprendas más profundamente sus verdades. Renueva tu fe. Aún puedes lograr grandes cosas para Él.

Aprende a dudar de tus dudas y a creer tus creencias.

NPD

Ganadores y perdedores

Enviado por edupa el 09/08/2012 13:23

Lectura: 1 Pedro 3:8-12 

… con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. —Filipenses 2:3

 

Cuando terminó un campeonato Eliana, de cuatro años, estaba llorando. Fue extraño, ya que a ninguno de los padres de la niña le interesaba particularmente quién ganara el juego.

 

Cuando se le preguntó por qué lloraba, ella dijo: «Me dan lástima. Parecen tan tristes».

 

¿Podemos aprender de una niñita alguna lección sobre la compasión? En un mundo donde ganar es tan importante y donde los perdedores son rechazados, olvidados y tratados injustamente, necesitamos recordar esto:

 

Cuando vemos que otros lidian con una pérdida.

 

¿Estamos dispuestos a llorar con ellos, darles un abrazo y ofrecerles ayuda?

 

Varios pasajes de las Escrituras nos desafían a tratar a los demás con compasión.

 

Filipenses 2:1-3 nos dice que pensemos más en los demás que en nosotros mismos, que nos ocupemos de sus necesidades y no solo de las nuestras.

 

En 1 Pedro 3:8-12, se nos recuerda que la compasión significa tratar a los demás «fraternalmente».

 

Y Colosenses 3:12-15 declara que la misericordia, la bondad y la humildad son pruebas de que Dios nos ha redimido.

 

Mira a tu alrededor.

 

·        ¿Ves a alguien que esté atravesando una difícil pérdida?

 

·        Haz algo más que sentir pena por esa persona.

 

·        Muéstrale tu compasión y el amor de Dios.

 

Una medida de nuestra semejanza a Cristo es la sensibilidad ante el sufrimiento de los demás.

 

NPD

SIEMPRE

Enviado por edupa el 07/08/2012 12:52

 Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-18 

… estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. —1 Tesalonicenses 4:17-18

Me encantan las palabras siempre y nunca. ¡Contienen tanta esperanza! Me gustaría pensar que podría ser feliz siempre y que la vida nunca va a decepcionarme. Pero la realidad dice que no siempre seré feliz y que las cosas que espero que nunca sucedan tal vez ocurran. Entonces, por más buenas que suenen estas palabras, luchan por lograr su máximo potencial… a menos que uno piense en la promesa de la presencia de Jesús.

A un grupo de discípulos preocupados que temían enfrentarse solos a la vida, Jesús les dijo: «yo estoy con vosotros todos los días» (Mateo 28:20). El escritor de Hebreos nos recuerda que el Señor también declaró: «No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré» (Hebreos 13:5-6). Y el apóstol Pablo les asegura a los creyentes que, después de la muerte: «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4:17). ¡Qué alentador!

Independientemente de lo tenebroso que pueda parecer hoy nuestro camino o de lo desesperanzado que veamos nuestro futuro, la certeza de la presencia permanente de Dios puede brindarnos el coraje y el consuelo para seguir adelante. Y lo mejor de todo es que, cuando esta corta vida se termine, estaremos siempre con Él. Con razón, Pablo nos exhorta: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (v. 18).

La confianza de la presencia de Dios nos consuela.

NPD

NOTIFICACION

Enviado por edupa el 31/07/2012 12:08

Hechos 3:13-21
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados… —Hechos 3:19

En 2010, los fabricantes de automóviles retiraron del mercado la exorbitante cantidad de 20 millones de coches en los Estados Unidos por diversos defectos. Es tremendo pensar en tantos automóviles defectuosos en las carreteras. Pero lo más perturbador es la apatía de algunos dueños. En una ocasión, el director del Centro de Seguridad Vial advirtió: «La reparación es gratuita. Háganla. Puede salvarles la vida». Sin embargo, a pesar del riesgo, el treinta por ciento nunca respondió.

Asimismo, muchos ignoran la «notificación de retirada» para todo el género humano. A diferencia del defecto de los autos, la falla moral de la humanidad no es culpa del Fabricante. Él hizo todo «bueno en gran manera» (Génesis 1:31), pero el pecado de los seres humanos lo arruinó. Dios nos ofrece esto: «… arrepentíos […], para que sean borrados vuestros pecados» (Hechos 3:19).

Dios no ofrece simplemente una reparación gratuita del corazón humano, sino un reemplazo total (Ezequiel 36:26; 2 Corintios 5:17). Aunque el regalo es gratis (Efesios 2:8-9), a Dios le costó la vida de su único Hijo, Jesucristo. «[Jesús] llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados» (1 Pedro 2:24).

No ignores el llamado de Dios. ¡El remedio gratuito y permanente que Él te ofrece para tu defecto espiritual te salvará la vida!

Para un nuevo comienzo, pídele a Dios un nuevo corazón.

NPD

En la vejez el buen consejo

Enviado por edupa el 24/07/2012 10:21

Salmo 92 

Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes. —Salmo 92:14

Después de una serie de entrevistas a gente anciana, el autor Don Gold publicó un libro “Hasta que cese el canto”: Un elogio a la vida y a la ancianidad.

Gold amaba y admiraba a su abuela, y el recuerdo de ella fue lo que lo impulsó a reunirse con otras personas ancianas y aprender de ellas. Comenta que, mientras se dirigía a una de sus entrevistas, se perdió en un camino polvoriento y rural. Cuando se detuvo en una granja para pedir indicaciones, un joven se le acercó, escuchó, se encogió de hombros y, después, respondió: «No sé». Entonces, siguió conduciendo. Unos kilómetros más adelante, volvió a detenerse en una granja. El granjero, un hombre anciano, bondadosamente le indicó sin ningún error el camino.

Tal vez, reflexionó Gold, esa experiencia resuma lo que él estaba investigando cuando el recuerdo de su abuela lo impulsó a salir a encontrar personas como ella. Buscaba a alguien que lo guiara en el camino de la vida.

Si eres «joven», busca personas mayores que hayan experimentado en profundidad el amor y la bondad de Dios a lo largo de su vida, ya que tienen la sabiduría necesaria que te ayudará para que tú también puedas crecer y madurar en la fe (Salmo 92:12-14).

La comunión con Cristo es el secreto de dar fruto para Él.

NPD

Abrir nuestro hogar

Enviado por edupa el 19/07/2012 11:02

Hechos 18:1-4
Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. —Hechos 18:3

En Más allá de tu vida, Max Lucado escribe: «La hospitalidad abre la puerta a una comunidad fuera de lo común. No es casualidad que hospitalidad y hospital procedan de la misma palabra en latín, porque ambas llevan al mismo resultado: curación. Cuando le abres la puerta a alguien, estás mandando este mensaje: “Nos importas a mí y a Dios”. Puede que pienses que lo que estás diciendo sea: “Ven a hacernos una visita”. Pero lo que tu invitado oye es: “Valgo la pena”».

Esto es lo que el apóstol Pablo posiblemente escuchó y sintió cuando Aquila y Priscila le abrieron las puertas de su casa. Cuando llegó a Corinto, tal vez se sentía agotado de su viaje desde Atenas. Quizá estaba también desanimado por su ministerio aparentemente inútil en aquel lugar (Hechos 17:16-34).

Más tarde, escribió: «Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor» (1 Corintios 2:3). Probablemente, Aquila y Priscila lo conocieron en el mercado de Corinto y lo invitaron a su casa. Le brindaron un oasis espiritual mediante la hospitalidad cristiana.

Como seguidores de Cristo, se nos invita a mostrar hospitalidad, a ser un «hospital» que ayude a aquellos que están atravesando tormentas en la vida y que necesitan recuperarse. El Señor puede utilizarnos porque nos ha provisto lo necesario.

La hospitalidad cristiana es un corazón y un hogar abiertos.

NPD

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