¿A DIOS NO LE IMPORTA?
"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor." Isaías 55:8
Habacuc 1:1-11
¿Por qué al conductor borracho no le pasa nada, mientras que la víctima, sobria, queda gravemente herida? ¿Por qué los malos prosperan y los buenos sufren? ¿Cuántas veces te preguntaste "¿a Dios no le importa?" tras experimentar situaciones que te generaron mucha confusión?
Habacuc luchaba con esta misma pregunta al ver la angustiosa situación de Judá, donde la maldad y la injusticia desbordaban (vv. 1-4). Y la respuesta fue sumamente sorprendente: para disciplinarlos, usaría a los caldeos, quienes eran famosos por su crueldad (v. 7), y propensos a actuar con violencia (v. 9) y reverenciar solamente su poderío militar y a dioses falsos (vv. 10-11).
Cuando no entendemos los caminos de Dios, debemos confiar en su carácter inmutable. Y eso fue exactamente lo que hizo Habacuc: confió en el Dios de justicia, misericordia y verdad (Salmo 89:14). Al hacerlo, aprendió que las circunstancias están bajo el control del Señor y no a la inversa. Por eso, concluyó: «el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (Habacuc 3:19).
Señor, es fácil dejar que las circunstancias me hagan dudar de ti. Ayúdame a recordar que eres bueno y fiel, aunque yo no pueda ver todo ni cómo estás obrando.
Nuestra situación puede verse muy diferente desde la perspectiva de Dios.