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Meditaciones

Actos de gratitud

Enviado por edupa el 13/03/2012 13:11

Lectura: Miqueas 6:1-8
… qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. —Miqueas 6:8

Pocas personas me conocen tanto de niño como Francis Allen, el pastor que me guió a Jesucristo. Un predicador fervoroso y ardiente en el púlpito, fuera de allí era un ejemplo casi perfecto de la bondad del amor de Dios.

Desde un principio, Francis observó en mí una tendencia a «ganarme» la aprobación trabajando más esforzadamente de lo esperado y haciendo más de lo que la gente pedía. «Estas son cualidades buenas para ofrecerlas como regalo a otras personas —solía decirme—, pero nunca deberías usarlas para ganar la aceptación y el amor de la gente… ni de Dios».

Para ayudarme a entenderlo, me dijo que leyera la promesa de Jesús en Mateo 11:30 que dice que su «yugo es fácil»; declaración que, a veces, parece demasiado simple para ser cierta. Después, mostrándome Miqueas 6:6-8, agregó: «Ahora lee esto y pregúntate si hay algún regalo que puedas darle a Dios y que Él todavía no lo tenga». Por supuesto, la respuesta es no.

Entonces, siguió explicándome que a Dios no se lo puede comprar; que el don de la gracia es gratuito. Como esto es cierto, ¿cuál debería ser nuestra respuesta? «… Hacer justicia, y amar misericordia, y [humillarnos] ante [nuestro] Dios» (v. 8). Aprendí que estos son actos de gratitud, no obras que buscan comprar algo.

Que Miqueas 6 nos recuerde que la gracia es gratuita y que una vida fiel es nuestra respuesta de gratitud.

 

Las buenas obras no son el medio para obtener la salvación, sino su resultado.

 

NPD

Lo más grandioso

Enviado por edupa el 13/03/2012 13:10

Lectura: Mateo 22:34-40
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. —Mateo 22:37-38

¿Qué es lo más grandioso de los deportes? ¿Los campeonatos? ¿Los récords? ¿Los premios? En la Palestra, el estadio de baloncesto de la Universidad de Pensilvania, una placa presenta una perspectiva diferente sobre este tema. Dice: «Ganar el juego es grandioso. Participar en el juego es más grandioso aún. Pero amar el juego es lo más grandioso de todo». Es un recordatorio estimulante de que los deportes son, en esencia, simplemente los juegos que jugábamos alegremente de niños.

Una vez, un líder religioso le preguntó a Jesús sobre la grandeza: «Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento…?» (Mateo 22:36). El Señor le respondió desafiándolo a amar: amar a Dios y a los demás. Jesús dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:37-39).

Aparte de cualquier otra cosa que nuestra fe en Cristo nos impulse a realizar, no hay nada más grandioso que podamos hacer que demostrar nuestro amor, porque el amor revela el corazón de nuestro santo Padre celestial. Después de todo, «Dios es amor» (1 Juan 4:8). Es fácil distraerse con cosas de menor importancia, pero nuestro objetivo debe permanecer en lo más grandioso: amar a nuestro Dios. Esto, a su vez, nos permite amarnos unos a otros. No hay nada más grandioso.

La prueba de nuestro amor a Dios es obedecer sus mandamientos.

 NPD

Belleza en la iglesia

Enviado por edupa el 13/03/2012 13:09

Lectura: Éxodo 36:1-7
Todo sabio de corazón de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que el Señor ha mandado. —Éxodo 35:10

Cuando mi esposo Jay y yo decidimos construir una casa nueva, no reclutamos amigos y familiares a quienes les gustaba trabajar con herramientas eléctricas y mecánicas, sino que contratamos a un constructor capacitado para que creara algo funcional y, a su vez, hermoso.

Sin embargo, la belleza en los edificios de las iglesias no siempre es una prioridad. Algunos la asocian con la falta de practicidad y, por eso, todo lo ornamental o decorativo se considera un desperdicio. Pero esta no fue la actitud de Dios cuando estableció un lugar de adoración para los antiguos israelitas. No reclutó a cualquiera para levantar una tienda común y corriente, sino que designó a los talentosos artesanos Bezaleel y Aholiab (Éxodo 36:1) para decorar el tabernáculo con cortinas delicadamente tejidas y ornamentos elaboradamente diseñados (37:17-20).

Pienso que la belleza era importante en aquel entonces porque le recordaba al pueblo que Dios era digno de su adoración. Durante los secos y polvorientos días de la peregrinación en el desierto, necesitaban algo que les recordara la majestad del Señor.

La belleza que el pueblo de Dios crea hoy en entornos de adoración puede servir al mismo propósito. Le ofrecemos al Señor nuestros mejores talentos porque Él es digno. La belleza también nos ofrece un atisbo del cielo y despierta nuestro apetito por lo que Dios está preparando para nuestro futuro.

La belleza es un reflejo de Dios.

NPD

Vigorosos y Verdes

Enviado por edupa el 13/03/2012 13:07

Lectura: Salmo 92
… Estarán vigorosos y verdes. —Salmo 92:14

En el Salmo 92, el poeta comienza con un elogio a la alabanza: «Bueno es alabarte, oh Señor». ¿Bueno para qué? Bueno para ti y para mí. A nuestra alma le hace inmensamente bien alejarse de la ansiedad mental y llenar las jornadas con alabanza expresada en oración; recibir cada mañana elevando cánticos de gratitud, porque nos colma de alegría. Nos saca de la angustia y reemplaza nuestra tristeza con cánticos de gozo ante «las obras de [sus] manos» (v. 4). ¿Y cuál es esa obra? ¡La que el Señor está haciendo en nosotros!

Esta es una de mis metáforas más preciadas: «El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes» (vv. 12-14).

Las palmeras son símbolos de una imponente belleza y los cedros de una fortaleza inquebrantable. Estas son las características de aquellos que han sido «plantados en la casa del Señor» (v. 13). Sus raíces se extienden hasta la profundidad del amor inagotable de Dios.

¿Te parece que tu utilidad para el Señor ha terminado? Permanece en la Palabra de Dios, arraigado y fundamentado en Cristo, y bebiendo de su amor y fidelidad. Entonces, al margen de la edad que tengas, darás fruto, y estarás vigoroso y verde.

La alabanza surge naturalmente cuando cuentas las bendiciones que tienes.

 NPD

Manejar con cuidado

Enviado por edupa el 07/03/2012 12:33

 

Lectura: Salmo 90:1-12
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. —Salmo 90:12

Vivimos en una sociedad invadida de señales de advertencia. Desde los descargos de responsabilidades en píldoras, las fechas de vencimiento en sobres de sopa, hasta los indicadores de peligro en sierras eléctricas, estas etiquetas procuran evitar peligros latentes. Hace poco, recibí una caja con un precioso regalo. El envoltorio tenía una enorme etiqueta adhesiva roja que decía: Frágil; manejar con cuidado. Cuando pienso en la fragilidad de la vida, me pregunto si no deberíamos colocarnos todos uno de esos adhesivos colorados.

No es buena idea andar por la vida pensando que somos invencibles y que todo va a salir bien, para después descubrir que somos mucho más frágiles de lo que pensábamos. Solo hace falta una llamada del médico diciendo que tenemos una enfermedad casi mortal o el viraje brusco de un conductor descuidado delante de nosotros para que recordemos que la vida es sumamente incierta. ¡No hay garantía de nada! Nadie puede estar seguro de que seguirá respirando. Por eso, el salmista da un consejo importante… una etiqueta de advertencia, por así decirlo: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Salmo 90:12).

Decidamos vivir como si fuera nuestro último instante en este mundo, amando más intensamente, con mayor disposición a perdonar, dando más generosamente y hablando con más delicadeza.

Esta es la manera de manejar la vida con cuidado.

El ayer pasó; el mañana es incierto; el hoy está aquí ahora, usémoslo sabiamente.

NPD

En este mismo lugar

Enviado por edupa el 05/03/2012 21:30

Lectura: Juan 20:19-29

Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. —Juan 20:26

En nuestra iglesia solemos cantar una hermosa canción de Ron y Carol Harris: En este mismo lugar. Empieza diciendo: «En este mismo lugar, hay suficiente amor para alguien como yo». Esta canción me recuerda que, aunque haya mucho entusiasmo por reunirse con otros creyentes para adorar, lo importante es que Cristo esté presente. Pero la idea va más allá. El Señor no solo está con nosotros en la iglesia, sino en cada lugar de nuestra vida.

Me pregunto dónde te encontrarás mientras leés esto: ¿en una cocina, una cafetería, un calabozo, un puesto militar? Quizá estés en un hospital o en la sala de un tribunal. Tal vez sea en un lugar que refleje todo lo correcto que hay en tu vida o que represente todo lo malo. Y es probable que sientas miedo.

Después de la terrible realidad de la crucifixión de Jesús, sus seguidores se reunieron en un lugar conocido. Juan registra que «… estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros» (Juan 20:19).

Dondequiera que estés hoy, «hay esperanza más que suficiente y el poder necesario para ahuyentar toda pesadumbre, porque Jesús, el Señor Jesús, está en este lugar».

—DCM

Nuestro Dios amoroso está siempre cerca; a nuestro lado eternamente.

NPD

Una palabra del Señor

Enviado por edupa el 03/03/2012 13:57

Lectura: 1 Samuel 3:1-10
… la palabra del Señor escaseaba en aquellos días… —1 Samuel 3:1

El destacado predicador y teólogo Helmut Thielicke (1908-1986) soportó una gran oposición de parte del régimen nazi, en Alemania, durante las décadas de 1930 y 1940. Sin embargo, se mantuvo fiel a la proclamación de la presencia de Dios y el poder de Jesucristo durante un período desconcertante y difícil. El erudito Robert Smith dijo que, cuando Thielicke abordaba problemas y asuntos actuales en sus sermones, «buscaba responder la pregunta: “¿Hay algo que el Señor quiera decir?”».

¿Acaso no es esto lo que cada uno de nosotros está buscando hoy?

¿Qué ha dicho Dios que nos fortalezca y guíe para atravesar las dificultades y las oportunidades que enfrentamos?

En 1 Samuel 3, se describe un período en el que «la palabra del Señor escaseaba en aquellos días» (v. 1). Cuando Dios le habló al joven Samuel, el muchacho pensó erróneamente que estaba llamándolo el anciano sacerdote Elí. Este le dijo que respondiera a la voz de Dios, diciendo: «Habla, Señor, porque tu siervo oye» (v. 9). Samuel escuchó, y llegaron a conocerlo como un hombre que vivía fielmente y sin temor, «porque el Señor se manifestó a Samuel en Silo por la palabra del Señor» (v. 21).

Cuando abramos la Biblia, escuchemos un sermón o nos detengamos a orar, es un maravilloso ejercicio decir: «Señor Jesús, háblame.

Estoy listo para escuchar y ansioso de obedecer».

Dios habla a través de su Palabra a los que escuchan con el corazón.

NPD

Soltarse el cabello

Enviado por edupa el 03/03/2012 13:53

Lectura: Juan 12:1-8

Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos… —Juan 12:3

Poco antes de que crucificaran a Jesús, una mujer llamada María le derramó un frasco de un costoso perfume sobre los pies. Después, en lo que quizá fue una acción aun más atrevida, se los secó con el cabello (Juan 12:3). María no solo sacrificó lo que tal vez eran los ahorros de su vida, sino también su reputación. En la cultura de Medio Oriente del siglo i, las mujeres respetables nunca se soltaban el cabello en público. Pero, a la adoración verdadera, no le preocupa lo que los demás piensen (2 Samuel 6:21-22). Para adorar a Jesús, ella estuvo dispuesta a que la consideraran desvergonzada; tal vez, incluso, inmoral.

Algunos quizá nos sintamos presionados a ser perfectos cuando vamos a la iglesia, para que la gente piense bien de nosotros. Metafóricamente hablando, nos esforzamos para asegurarnos de tener cada cabello en su lugar. No obstante, una iglesia saludable es un lugar donde podemos soltarnos el cabello y dejar de esconder nuestras debilidades detrás de una fachada de perfección. Al congregarnos, deberíamos tener la posibilidad de revelar nuestras flaquezas para hallar fortaleza en vez de ocultar nuestros errores para parecer fuertes.

La adoración no incluye comportarse como si nada estuviera mal, sino asegurarse de que todo esté bien; bien con Dios y con los demás. Cuando nuestro mayor temor es soltarnos el cabello, quizá nuestro peor pecado sea mantenerlo recogido.

——JAL

Nuestra adoración es correcta solo cuando estamos bien con Dios y con los demás.

 

NPD

Se necesita ayuda

Enviado por edupa el 03/03/2012 13:44

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. —Hebreos 4:16

Durante la Segunda Guerra Mundial, las islas británicas representaban la última línea de resistencia contra el avance de la opresión nazi en Europa. No obstante, bajo un incesante ataque y en peligro de caer, Gran Bretaña carecía de los recursos para triunfar en el conflicto. Por esa razón, el Primer Ministro británico Winston Churchill habló por la emisora de radio BBC y apeló al mundo, diciendo: «Dennos las herramientas y nosotros concluiremos la tarea». Sabía que sin la ayuda del exterior, no podrían soportar el ataque que estaban enfrentando.

La vida es así. Con frecuencia, no estamos preparados para enfrentar las dificultades que la vida nos presenta y necesitamos una ayuda que está fuera de nosotros. Como miembros del cuerpo de Cristo, esa ayuda puede, a veces, llegar de nuestros hermanos creyentes (Romanos 12:10-13) y esto es maravilloso. Sin embargo, en definitiva, buscamos ayuda de nuestro Padre celestial. La buena y gran noticia es que nuestro Dios nos ha invitado a acercarnos a su presencia con confianza: «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (Hebreos 4:16).

En tales ocasiones, nuestro mayor recurso es la oración, porque nos coloca en la misma presencia del Señor. Allí, en su gracia y misericordia, encontramos la ayuda necesaria.

—WEC

Que la oración no sea tu último recurso en tiempos de necesidad, sino el primero.

Remedio para el miedo

Enviado por edupa el 21/02/2012 12:28

 

Lectura: Salmo 34:1-10
Busqué [al] Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. —Salmo 34:4

En su discurso inaugural, en 1933, Franklin D. Roosevelt, el recién elegido presidente de los Estados Unidos, se dirigió a la nación que aún no se había recuperado de la Gran Depresión. Esperando despertar una perspectiva más optimista en cuanto a la crisis económica, declaró: «¡A lo único que tenemos que tenerle miedo es al miedo!».

El miedo suele aparecer en nuestra vida cuando corremos el riesgo de perder algo: riquezas, salud, reputación, posición social, seguridad, familia, amigos. Revela nuestro deseo innato de proteger lo que más nos importa en la vida, en vez de entregarlo plenamente al cuidado y control divinos. Cuando el miedo se impone, nos incapacita emocionalmente y debilita nuestra vida espiritual. Tenemos temor de hablarles a otros de Cristo, de disponer de nuestra vida y recursos para ayudar a los demás o de aventurarnos hacia terrenos desconocidos. Un espíritu temeroso es más vulnerable al ataque del enemigo, el cual nos tienta para que no seamos fieles a las convicciones bíblicas y nos hagamos cargo personalmente de las cosas.

Por supuesto, el remedio para el miedo es la confianza en nuestro Creador. Solo cuando confiemos en la realidad de la presencia, el poder, la protección y la provisión de Dios en nuestra vida, podremos compartir el gozo que experimentaba el salmista, cuando dijo: «Busqué [al] Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores» (Salmo 34:4).

—JMS

Confiar en el Señor es el remedio para un espíritu temeroso.

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